jueves, 27 de febrero de 2014

V Subida al Portazgo, o el día en que Mesié Mazó nos invitó a almorzar

Entre esta imagen:


Y esta otra:


Hay unas cuantas carreras de orientación, medias maratones, carreras de montaña e incluso más de un maratón de orientación o Rogaine.

La primera imagen siempre ha inspirado a los DesOrientadoS a lo largo de su mediocre carrera deportiva. ¿Cómo olvidar esos dos últimos kilómetros a más de 7 m/km? y ¿cómo pasar por alto la subida del puente casi arrastrando las piernas a pesar de los ánimos de nuestra DesOrientada favorita???

En aquél debut en una media maratón conocimos a Mesié Mazó, y nos dimos cuenta de que no nos gustaría volver a encontrarnos con él. De este modo, un "limitador de potencia" se nos instaló en nuestra mente y casi siempre íbamos con un puntito del freno de mano puesto. Así que la cuestión que últimamente nos merodeaba era ¿cuánto tiempo ha de pasar para que olvidásemos los más de 60 minutos que tardamos en volver a casa a pesar de estar a menos de 1,2 km de la meta? En definitiva, aquella imagen siempre ha actuado como nuestro ángel de la guarda particular. Áquel que no nos dejaba apretarnos demasiado a pesar de enfrentarnos cada vez a pruebas cada vez más duras y más largas. Podemos afirmar que el recuerdo de las dos semanas que fuimos zombies en vez de personas caló muy hondo en nuestro interior....

Sin embargo, nuestra mente es mucho más poderosa de lo que pensamos. Sin apenas darnos cuenta, habíamos olvidado que somos unos pure DesOrientadoS. Que entrenamos como mucho 3 o 4 días a la semana y por sensaciones. A lo que surja. A lo que le apetezca hacer al compañero de turno. Que quiere bici, pues bici. Que entreno largo, pues largo. Y así, más pronto que tarde, era lógico que volviese el gran Mesié Mazó a visitarnos...

La imagen podría servir de portada para la peli: "Memorias de un zombie adolescente"
 Aunque en un primer vistazo al perfil la carrera no pareciese dura (sólamente dos subidas, duras pero sólo dos subidas), las crónicas que vamos leyendo en los diferentes blogs nos hacen temer que la carrera no se va a parecer en nada a aquella del año 2012, sino que va a ser mucho más dura.


La mañana amanece fresca pero se podía correr en manga corta bastante bien. Saludamos a los cada vez más amigos en este tipo de pruebas y nos dirigimos a la salida. Comenzamos a nuestro ritmo, tranquilos en el primer paso por el zig zag. Nos adelanta algún corredor pero intentamos no cebarnos en un ritmo alto. Sabemos que lo más duro vendrá al final y hay que llegar enteros. Una primera parte de toboganes bastante divertida en la que nos adelanta Toni, un orientador con el que coincidimos algunos kilómetros hasta que la carrera empieza a apretarse en el cortafuegos. Un kilómetro en 16' con 267+ y otro kilómetro en 17' con 255+ supone el primer aviso de que este año Cieza quiere dar que hablar.
Primer "bucle" de la carrera y saludamos a Cristóbal y Regino, nos llevan algo más de 10' y las sensaciones todavía son buenas.

Bajada técnica y cuando entramos en una pista en la que se debe volar nos salta el primer aviso en el cuadro de mandos. Algo falla. Las piernas no van fluidas. El estómago se pone duro como una piedra y tenemos que bajar el ritmo. Quedan menos de 4 km y alcanzamos a un grupeto en el que viaja Pedro Miras. Salimos a la carretera y alguno afirma que ya todo es cuesta abajo. Qué iluso. Nos queda la Atalaya. El bastión inexpugnable orgullo de todos los ciezanos que hay que subir y bajar por la misma cara.

Con paciencia empezamos la subida con un ritmo muy tranquilo. Pero a mitad de la Atalaya explotamos. Nos convertimos en zombis. No hay energía ni para andar. Somos engullidos por la marabunta que viene detrás. Nos detenemos para coger aire. Continuamos. Nos volvemos a detener. Alcanzamos la cima pero ya no somos ni corredores ni personas. Bajamos andando todo el tramo. 43' en dos kilómetros. La petada está siendo de órdago.

Entramos en los zig zag y el cuerpo no puede más. Vómitos. Mareos. Más vómitos. Quedan menos de dos kilómetros para la meta que se van a hacer eternos. Toca andar, y mucho. Casi 5' para los últimos 500 metros en bajada son la prueba del algodón. Mesié Mazó en todo su esplendor!!!



Entramos en meta y nos dejamos caer en la primera sombra que encontramos. El sufrimiento ha terminado pero la agonía no ha acabado aún. Escalofríos. Más vómitos. Casi dos horas para recuperarnos plenamente. Tiempo que hubiese sido más largo si no están los compañeros PURA VIDA y aquella estupenda fisioterapeuta que nos regaló un masaje de qualité. GRACIAS A TUTTI!!

Tocados sí, pero no hundidos. Ya estamos pensando en el domingo que viene: PEÑARRUBIA LORCA TRAIL, tocará lamerse las heridas en casita y en un terreno espectacular!

¿Somos NeNaS o TiTaNeS????

PD.- La organización de 10. Voluntarios. Señalización. Avituallamientos... De las mejores carreras que recordamos. Chapeau!

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